martes, 23 de septiembre de 2008

El País Psicológico

Incuestionablemente, así como existe el País Exterior en el cual vivimos, así también en nuestra intimidad existe el País Psicológico.
Las gentes no ignoran jamás la ciudad o la comarca donde viven; desafortunadamente, sucede que desconocen el lugar psicológico donde se hallan ubicadas.
En un instante dado cualquiera sabe en qué barrio o colonia se encuentra, más en el terreno psicológico no sucede lo mismo, normalmente las gentes ni remotamente sospechan, en un momento dado, el lugar de su País Psicológico en donde se han metido.
Así como en el mundo físico existen colonias de gentes decentes y cultas, así también sucede en la comarca psicológica de cada uno de nosotros; no hay duda de que existen colonias muy elegantes y hermosas. Así como en el mundo físico hay colonias o barrios con callejuelas peligrosísimas llenas de asaltantes, así también sucede lo mismo en la comarca psicológica de nuestro interior.
Todo depende de la clase de gente que nos acompañe; si tenemos amigos borrachos iremos a parar a la cantina, y si éstos últimos son calaveras, indubitablemente, nuestro destino estará en los prostíbulos.
Dentro de nuestro País Psicológico cada cual tiene sus acompañantes, sus YOES; éstos los llevarán a uno a donde deben llevarlo de acuerdo con sus características psicológicas.
Una dama virtuosa y honorable, magnífica esposa, de conducta ejemplar, viviendo en una hermosa mansión en el mundo físico, debido a sus Yoes lujuriosos, podría estar ubicada en antros de prostitución dentro de su País Psicológico.
Un caballero honorable, de honradez intachable, magnífico ciudadano, podría dentro de su comarca psicológica encontrarse ubicado en una cueva de ladrones debido a sus pésimos acompañantes, Yoes del robo, muy sumergidos dentro del inconsciente.
Un anacoreta y penitente, posiblemente un monje azul, viviendo austero dentro de su celda en algún monasterio, podría psicológicamente encontrarse ubicado en una colonia de asesinos, pistoleros, atracadores, drogadictos, debido precisamente a sus Yoes infra-conscientes o inconscientes, sumergidos profundamente dentro de los recovecos más difíciles de su psiquis.
Por algo se nos ha dicho que hay mucha virtud en los malvados y que hay mucha maldad en los virtuosos. Muchos santos canonizados aún viven dentro de los antros psicológicos del robo o en casas de prostitución.
Esto que estamos afirmando en forma enfática podría escandalizar a los mojigatos, a los pietistas, a los ignorantes ilustrados, a los dechados de sabiduría, pero jamás a los verdaderos psicólogos.
Aunque parezca increíble, entre el incienso de la oración también se esconde el delito, entre las cadencias del verso también se esconde el delito, bajo la cúpula sagrada de los santuarios más divinos el delito se reviste con la túnica de la santidad y la palabra sublime.
Entre los fondos profundos de los santos más venerables viven los Yoes del prostíbulo, del robo, del homicidio, etc.
Acompañantes infrahumanos escondidos entre las insondables profundidades del inconsciente. Muchos sufrieron por tal motivo los diversos santos de la historia, recordemos las tentaciones de San Antonio, todas aquellas abominaciones contra las que tuvo que luchar nuestro hermano Francisco de Asís.
Sin embargo no todo lo dijeron esos santos y la mayor parte de los anacoretas callaron. Uno se asombra al pensar que algunos anacoretas penitentes y santísimos vivan en las colonias psicológicas de la prostitución y el robo.
Empero son santos, y si todavía no han descubierto esas cosas espantosas de su psiquis, cuando las descubran usarán silicios sobre su carne, ayunarán, posiblemente se azotarán, y rogarán a su Divina Madre Kundalini que elimine de su psiquis esos malos acompañantes que en esos antros tenebrosos de su propio País Psicológico los tienen metidos.
Mucho han dicho las distintas religiones sobre la vida después de la muerte y el más allá. Que no se devanen más los sesos las pobres gentes sobre lo que hay allá del otro lado, más allá del sepulcro. Incuestionablemente, después de la muerte cada cual continúa viviendo en la colonia psicológica de siempre.
El ladrón en los antros de los ladrones continuará; el lujurioso en las casas de cita proseguirá como fantasma de mal agüero, el iracundo, el furioso seguirá viviendo en las callejuelas peligrosas del vicio y de la ira, allí también donde brilla el puñal y suenan los tiros de las pistolas.
La Esencia en sí misma es muy hermosa, vino de arriba, de las estrellas, y desgraciadamente está metida dentro de todos estos yoes que llevamos dentro.
Por oposición, la Esencia puede desandar el camino, regresar al punto de partida original, volver a las estrellas; más debe libertarse primero de sus malos acompañantes que la tienen metida en los suburbios de la perdición.
Cuando Francisco de Asís y Antonio de Padua, insignes Maestros Cristificados, descubrieron dentro de su interior los yoes de la perdición sufrieron lo indecible, y no hay duda de que a base de Trabajos Conscientes y Padecimientos Voluntarios lograron reducir a polvareda cósmica a todo ese conjunto de elementos inhumanos que en su interior vivían.
Incuestionablemente, esos Santos se Cristificaron y regresaron al punto de partida original después de haber sufrido mucho. Ante todo, es necesario, es urgente, inaplazable, que el Centro Magnético, que en forma anormal tenemos establecido en nuestra falsa personalidad, sea transferido a la Esencia; así podrá iniciar el hombre completo su viaje desde la personalidad hasta las estrellas, ascendiendo en forma didáctica progresiva, de grado en grado por la Montaña del Ser.
En tanto continúe el Centro Magnético establecido en nuestra personalidad ilusoria viviremos en los antros psicológicos más abominables; aunque en la vida práctica seamos magníficos ciudadanos. Cada cual tiene su Centro Magnético que le caracteriza: el comerciante tiene el Centro Magnético del comercio y por ello se desenvuelve en los mercados y atrae lo que le es afín: compradores y mercaderes.
El hombre de ciencia tiene en su personalidad el Centro Magnético de la ciencia y por ello atrae hacia sí todas las cosas de la ciencia: libros, laboratorios, etc.
El esoterista tiene en sí mismo el Centro Magnético del Esoterismo, y como quiera que esta clase de centro se torna diferente a las cuestiones de la personalidad, indubitablemente, se sucede por tal motivo la transferencia.
Cuando el Centro Magnético se establece en la Conciencia, es decir, en la Esencia, entonces se inicia el regreso del Hombre Total a las estrellas.

lunes, 15 de septiembre de 2008

"El Secreto para ser Feliz"

Hace muchisímos años vivía en la India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre más feliz del mundo.

Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano. Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir. Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz.

- Un día llegó ante él un niño y le dijo:

Señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz. Por qué no me enseñas qué debo hacer para conseguirlo?

- El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo:

A ti te enseñare el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención.

En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son mi mente y mi corazón, y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida.

- El primer paso es saber que existe la presencia de Dios en todas las cosas de la vida, y por lo tanto, debes amarlo y darles gracias por todas las cosas que tienes.

- El segundo paso, es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculos que no pueda vencer: este paso se llama autoestima alta.

- El tercer paso, es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que ere cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces propónete metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama motivación.

- El cuarto paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tu las tuyas.

- El quinto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacía nadie; ese sentimiento no te dejará ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, y tú perdona y olvida.

- El sexto paso, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitarán algo de más valor.

- El séptimo paso, es que no debes maltratara nadie, todos loas seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.

Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfador y que de esta manera, pueden ser felices.

Aplica estos pasos y veras que fácil es ser feliz.

Autor desconocido.

Ser feliz es más simple de lo que a veces creemos. Muchas veces pensamos que necesitamos tanto para lograrlo, tantas cosas externas, pero todo esta dentro nuestro, desde ahí tenemos que salir hacia afuera, con una actitud distinta...

viernes, 1 de agosto de 2008

Mentes de Hombres Oh¡¡¡¡

Desapegados

El tiempo humano puede ser escaso como una milésima de segundo y amplio como una era astrológica de miles de años, pero la percepción individual del tiempo es bastante más discreta.
La mayoría de los procesos biológicos tienen un fin predecible y una duración perentoria. Un embarazo prolongado más allá de cuarenta semanas deberá interrumpirse para salvar a la guagua y al contrario, signos de parto anticipado deben detenerse hasta el término del embarazo. Pubertades precoces, adolescencias tardías o enfermedades crónicas se pagan demasiado caro.
La naturaleza fracciona el tiempo en lapsos exactos y recursivos: días, noches, invierno verano, amaneceres, solsticios. Todos regulados por ese reloj automático y certero llamado sol y aunque no tengamos ninguna participación seguimos pensando que controlamos todo.
En las relaciones interpersonales, las etapas pueden ser de duración variable. Algunas con finales programados y otras interrumpidas involuntariamente.
¿Cómo saber cuando una etapa ha finalizado y no seguir insistiendo majaderamente en continuarla?
Algunos indicadores de término son: el desgaste, el aburrimiento, la saturación o la inercia, pero a la inversa, la resistencia al cambio o el apego a todo aquello que consideramos indispensable y perdurable nos lleva a aferrarnos con dientes y uñas a todo lo que nos rodea. Nos apegamos a lo material, a los afectos, a los lugares conocidos, a las destrezas laborales, a la seguridad, al barrio, al auto, a ser como siempre hemos sido, a fin de cuentas a la vida entera.
Todo acto, situación o proceso humano lleva una fecha de duración impresa en alguna parte, como la fecha de vencimiento de un yogur, pero hay que saber descubrirla.
Yo les recomiendo que cada cierto tiempo nos detengamos a reflexionar acerca del grado de apego que hemos cultivado con todo aquello que nos importa. Espacios físicos, trabajo, prestigio, amores, dinero y para que seguir.
Alguien me decía el otro día que la felicidad sólo se logra cultivando el desapego y perdiéndole el miedo a la muerte. Aprendámoslo antes que se nos haga demasiado tarde.

Por: Juan Pablo Díaz (Siquíatra)

jueves, 31 de julio de 2008

Escuela para Padres

Mirar el mundo desde la perspectiva de los niños

Las personas realmente inteligentes cognitiva y emocionalmente tienen una virtud fundamental, que es la capacidad de mirar la realidad desde la perspectiva de los otros y es por ello que pueden cambiar y anticipar las consecuencias de sus actos, en función de las señales que captan de su medio social.
Un buen ejemplo de cómo esta capacidad de mirar el mundo, desde la perspectiva del otro, puede generar cambios, lo constituye en el campo de la educación, María Montessori, quien fue la primera mujer en licenciarse en medicina en Italia. A ella le interesaban mucho los niños, y al visitar los jardines infantiles y las escuelas de educación básica, se dio cuenta de que en gran medida, estos establecimientos educacionales, estaban pensado desde la perspectiva de los adultos y no desde la mirada de los niños. En su opinión los muebles eran grandes y pesados, las reglas eran militarizadas y estaba ausente en el currículum la naturaleza y el color.
La mirada de María Montessori se centró en ver qué es lo que los niños requerían y les interesaba. Así diseñó muebles apropiados para su tamaño, juguetes educativos atractivos, y se preocupó que la naturaleza y la vida cotidiana estuvieran incluidos en el currículum de los niños. Este cambio de mirada, sin duda -aunque no suficiente aún- cambió el mundo de la educación, y comenzó a atender las necesidades de los niños.
Cuando un niño de pocos años es arrastrado por un centro comercial durante horas -incluso a lo mejor no querrá ir porque como decía un niño pequeño: “solo veo rodillas”- implica una visión adultista. Posteriormente y de manera lamentable irá acomodando su visión de mundo, y a lo mejor perderá muchos de sus intereses por la naturaleza y por el juego, y tenderá a desarrollar su espíritu consumidor, porque se hará por costumbre adicto.
Otro ejemplo de mirar al mundo desde la perspectiva de los niños, lo constituyó la institutriz Hellen Keller, quien fue capaz en esa época de enseñar a una niña ciega y sorda-muda, y desarrollar su inteligencia social. La fuerza de un vínculo entre ambas, que duró toda la vida, la iluminó para enseñarle desde lo que ella podía aprender. No es casualidad que la primera palabra que ella lograría decir fuera “doll”, muñeca en inglés, pues muy probablemente, esta muñeca era en el mundo de esta pequeña niña un elemento central de su seguridad afectiva. También le enseñó a partir de las vibraciones de los labios a hablar y ella aprendió a hablar no sólo su legua materna sino varios idiomas. Esto es saber desde la mirada de un niño.
Quizás sería bueno hacer un esfuerzo consciente y deliberado, ojalá con un papel en mano, para ver qué están viendo y viviendo nuestros hijos del mundo, y a qué experiencias los estamos exponiendo. Piénselo y a partir de allí a lo mejor puede diseñar para ellos experiencias y actividades que estén más acordes a su desarrollo y a sus intereses infantiles.
Quizás sería bueno dar vuelta su forma de mirar los problemas, ponerse en los zapatos de los hijos, mirar el mundo con sus ojos. Quizás eso nos abra perspectivas que enriquezcan la forma de educar y relacionarnos con los niños.

Por: Neva Milicic (sicóloga)

La Mujer y su mundo

Las madres: para siempre

Ser madre es tal vez el más complejo de los roles que nos toca vivir. Primero porque es para toda la vida, los hijos se quedan, hasta nuestra muerte, si tenemos la suerte de no verlos morir. No son una crisis que se resuelve y dura poco. Dura para siempre. Eso es único.
Las madres dan la vida, una vida que se hizo de a dos, pero que cobija sólo uno, que amamanta sólo uno. Y esa relación que es dada por la biología, es definitoria y definitiva. Hay muy pocas cosas definitivas en el mundo de hoy. Ser madre se hace entonces algo cada vez más único. Los vínculos familiares son cada vez menos obligatorios y sólidos, en los tiempos modernos que vivimos. Sin embargo y a pesar de cualquier conflicto, las madres son las madres. De una manera peculiar, inexplicable a veces, la madre ya sea por su ausencia o su presencia, por su solidez o fragilidad, por su calidad o su defecto, es un vínculo que aparece siempre en las crisis, en la cercanía de la muerte, en la soledad, en los momentos límites. De casi todos los seres humanos en casi todas las épocas de la vida.
No es fácil entonces aceptar ese rol para las mujeres, porque concentra lo más sublime y lo más peligroso, lo más querido y lo más temido. Dicen que lo único peor que ser madre es no serlo. Eso habla de un vínculo difícil. Porque hagamos lo que hagamos, no tenemos como hacerlo todo lo bien que quisiéramos.
San Pablo dice en una de sus primeras cartas, que se vuelve a la vida desde la muerte en el amor. Eso es lo que les pasa a las madres, que para bien o para mal, aprenden a querer porque son madres.
Las mujeres de hoy sufren porque se cansan, se enojan, se desesperan, se decepcionan, sufren, por causa de los hijos. ¿Quién dijo que el amor era sin dolor? A veces es más fácil aceptar de partida que todo lo sublime tiene un pedazo de infierno. Así es. En la vida sin certezas y llena de peligros en que viven los jóvenes, las madres tienen poca protección que ofrecer y poco que decir. No importa. Nadie les pide eso. No somos responsables de la vida de nuestros hijos. Somos responsables de quererlos a pesar de lo que sea. Y eso es mucho, muchísimo. Somos el lugar más seguro, aunque los eduquemos y los castiguemos y obliguemos a asumir sus responsabilidades, seguimos siendo lo más gratis que tendrán jamás.
¿Hay algo gratis y seguro en nuestras vidas? Nada o casi nada.
Ser gratis y segura es un regalo, el mejor, el más único, el más original, el más definitivo.
Invito a las madres a celebrar este nuevo día de la madre sin culpas, sin recriminaciones. Somos las que somos, mejores o peores, pero somos únicas.

Por: Paula Serrano (Sicóloga)